El próximo 13 de septiembre sera mi aniversario de bodas y debería de ser un día super especial para mi, pero no es así, es un día como cualquier otro, y es que desde que me casé me he sentido sola.
Cuando mi esposo y yo eramos novios, no había problema o tempestad que afectara al mundo entero, no me sentía preocupada, ni triste, mucho menos sola.
Si tenia algún problema, cualquiera, Billy mi novio, ahora mi esposo; siempre me daba aliento y ánimos para seguir adelante, me rescataba de mi depresión, haciendome ver lo fuerte que yo era, lo mucho que me quería.
Ahora como son muchos los problemas que tenemos, la mayoría económicos, ya cada quien a como puede trata de solucionar sus broncas en el trabajo, o con los hijos, etc, etc.
Mucha gente dice que cuando se casan el amor que se tenian de novios se transforma, como que madura, pues déjenme decirles que la madurez es espantosa.
Yo no quiero un amor maduro, quiero un novio a quien le pueda contar todo lo que pienso y lo que siento, sin prejuicios, sin desconfianza.
Yo quiero sentirme amada en toda la extensión de la palabra.
Yo quiero que me celen como antes.
Que se ocupen de mí, que me regale en mi cumpleaños, que salgamos cuando sea nuestro aniversario de novios, o que por lo menos me diga “felíz día 2" cada mes como antes.
Yo pensé que casándome iba a tener mucho más amor, ternura, cariño, honestidad, amistad, de la que ya teníamos, pero no, no fue así.
Nos empezamos a ocupar mas de los hijos, de los pagos, del dinero, de la casa, de las broncas familiares, en fin,
nos empezamos a desocupar de nosotros y nos encargamos de ocuparnos de todo lo demás.
Si Dios quiere y realmente existe amor entre mi esposo y yo, me gustaría, que fueramos novios otra vez, de esos que a veces nos encontramos en la calle besándose en un alto con peligro de que los atropelle un auto.
Ojalá que este próximo aniversario si lo pueda festejar como yo quiero, con mi novio.
Por lo pronto felíz fin de semana
